Medicalización de la vida
La medicalización se define como “el proceso por el que problemas no médicos se tratan como problemas médicos, normalmente en términos de enfermedad o trastorno”. “El proceso de medicalización convierte a los individuos en pacientes al considerarlos enfermos o enfermos potenciales”. “La categorización de los problemas vitales como “problemas médicos” merma la capacidad de decisión sobre sus propias vidas. De esta manera, las personas se convierten en “pacientes” y los problemas sociales se transforman en enfermedades individuales.
“Medicalizar la condición humana supone aplicar una etiqueta diagnóstica a sentimientos o comportamientos desagradables o no deseables que no son claramente anormales”, que en la mayoría de las ocasiones forman parte del “mero hecho” de estar vivos (sintiendo).
Sobre todo esto he hablado en varias ocasiones con compañeras de profesión, el mundo en el que vivimos que aboga por el “no sentir”, antes por ejemplo, la “cultura de la muerte”, el duelo formaba parte de algo “normal” que tenía que pasar, desde pequeños los niños vivían este proceso de manera natural (se moría un vecino mayor...etc.), se convivía con esto...Se expresaban las emociones con respecto a ello (el planto)...; hoy en día, cada vez los cementerios están más alejados (casi si no los vemos: “ojos que no ven, corazón que no siente”), no se habla prácticamente de esto, convirtiéndolo en un tabú, algo de lo que no se habla, no se expresa, negación...Y con todo este cóctel, qué sucede cuándo nos toca de cerca...? Todo esto unido al “no-sentir”, a la pastilla mágica anti-sufrimiento...anti-emociones... (si lloras = estás triste = pastilla); llegando a “medicalizar” situaciones vitales del tipo: rupturas con la relación de pareja (medicalizando también “lo relacional”, el no resolver adecuadamente el final de las relaciones...); situaciones de duelo...
Cuántas veces hoy en día parece que siempre alguien tiene una “pastilla-en-el-bolso-para-todo”...? y parece que es más fácil dar una pastilla a alguien en proceso de duelo, que sentarse a escuchar, apoyar, proporcionar un hombro sobre el que llorar... Y sobre todo poder hablar del fallecido...y “no pasa nada”...Cuántas pacientes comentan...al principio todo el mundo está ahí...los primeros días...pero luego...y la “exigencia social” de pasado “x tiempo” tienes que “estar bien”, ya haberlo superado, “seguir con tu vida”...y si no? Qué nos queda?....pues la pastilla... (¿!)
Y podríamos hablar sobre la “medicalización de la adolescencia” o “de los niños” (...es que no para, me da problemas,... es que es un/a niño/a!!...es que parece que está todo el día enfadado con nosotros, no nos cuenta nada, siempre quiere estar por ahí con sus amigos, quiere saltarse las normas...es que es un/a adolescente!!), incluso de la “vejez” (y la “medicina preventiva” del “por si acaso”, … medicalización de las diferentes etapas del ciclo vital.
Ejemplos…
Algunas formas de medicalización podrían describirse como invención de enfermedades: problemas naturales de la vida y/o problemas personales y sociales como problemas médicos; sobredimensión de la aparición y frecuencia de síntomas; considerando el riesgo de padecer una posible enfermedad y/o la presencia de factores genéticos, en la enfermedad misma.
Pensemos por ejemplo, en la “epidemia” de la “psicopatología infantil” actual, la Hiperactividad (antes eran niños “inquietos”, hoy son “hiperactivos”, una nueva etiqueta diagnóstica, que va muy bien para el psicofármaco asociado); haciendo referencia al capítulo Psicofármacos en el recreo (Blech, J. Los inventores de enfermedades. Cómo nos convierten en pacientes), en el que principalmente se habla del TDAH, en la página 141 podemos leer: ”También se puede ayudar a los niños sin darles pastillas, por ejemplo, mediante simples cambios en la vida diaria. Podría servir como ejemplo la historia de un niño inglés que a finales del siglo XIX fue a la escuela y que indudablemente habría sido encasillado como hiperactivo según el modelo de nuestra época. Para descargar su exceso de energía, esta mente inquieta acordó con sus profesores que transcurrida una hora de clase le permitirían correr una vez alrededor del edificio del colegio. De este modo, la rutina se hizo realmente más llevadera, tanto para el alumno como para sus profesores. Sin embargo, en su vida posterior, este inglés renunció totalmente al deporte. Su nombre era Winston Churchill.”)
Y para reflexionar, un “interesante” (y creo que “polémico”) listado que se incluye en el mencionado libro (p.83-84) “… el British Medical Journal averiguó mediante una encuesta realizada a sus lectores (…) cuáles son las “no enfermedades más frecuentes. Primero los redactores definieron una “no enfermedad” como “un proceso o un problema humano que algunos definen como médicamente relevante, a pesar de que las personas posiblemente estarían mejor sin esta definición”. (…)
Lista de éxitos de las “no enfermedades”
- La vejez
- El trabajo
- El aburrimiento
- Las bolsas bajo los ojos
- La ignorancia
- La calvicie
- Las pecas
- Las orejas de soplillo
- El cabello gris o blanco
- Ser feo
- El parto
- La alergia al siglo XXI
- El jet lag
- Ser infeliz
- La piel de naranja
- La resaca
- El miedo al tamaño del pene/la envidia del pene
- El embarazo
- Los accesos de rabia en plena circulación viaria
- La soledad”
*Smith, R., “In search of “non-disease””, British Medical Journal, 324, 2002, pp. 883-885.
“Protagonistas implicados”
En cierto modo como gran “sistema” que somos y del que formamos parte, todos estamos implicados en mayor o menor medida en aspectos relacionados con la “medicalización de la vida”. Pero podemos destacar como protagonistas implicados: la industria farmacéutica (de sobra conocidos “sus intereses” en mantener y promover el “medicamento mágico” que va a curar casi todos “los reveses de la vida”… (la “píldora de la felicidad”) y en que la población sana se medique “preventivamente”; implicando a medios de comunicación, líderes de opinión, referentes de cada sector, sociedades científicas, grupos organizados de pacientes…); los medios de comunicación (nos ofrecen una visión distorsionada sobre la medicina y la salud; colocando a la medicina en una posición muy elevada, prestando poca atención a enfatizar los estilos de vida saludables y exagerando la relevancia social de síntomas y enfermedades); la administración sanitaria (sobre todo por omisión, en su misión principal en el campo de la medicina y la salud); la población en general; y los profesionales.
(“A principios del siglo XX, un médico llamado Knock fue el encargado de quitar de la cabeza a las personas la idea de la salud. Este francés creó un mundo donde sólo había pacientes: “Toda persona sana es un enfermo que ignora que lo es” P.27, Capítulo 1: Curación sin fronteras. Blech, J.; Los inventores de enfermedades).
Alguna idea sobre… ¿qué podemos hacer?
(Se admiten sugerencias…) Estaríamos ante el reto de una medicina más participativa, que tenga en consideración las opiniones de los pacientes, teniendo en cuenta que esto supone pérdida de poder (y beneficios) y control; evitando la categorización de los problemas vitales como médicos, y poniendo de manifiesto la necesidad de aprender otras habilidades, actitudes y aptitudes. (Me gustaría pensar que estamos en el camino…)
...“Disfruta la vida al máximo de todos modos no saldrás vivo de ella” Groucho Marx.
*(Recomendación: Libro citado en el artículo- Blech, J. “Los inventores de enfermedades. Cómo nos convierten en pacientes”)
Laura Toimil - Psicóloga coleg. G-3508